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Una carta a la Sra. Hipoglucemia

  • Foto del escritor: Carlos Navarro
    Carlos Navarro
  • 22 ago 2022
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 31 mar

Hipoglucemia: De hipo-, “por debajo de” y glucemia, “nivel de glucosa en la sangre”. Femenino/medicina: nivel de glucosa en la sangre inferior al normal.


Diccionario de la lengua española. Real Academia Española.



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Muy Despreciable Hipoglucemia,


Tardamos un poco en conocernos. Quizá unos 11 o 12 meses después de mi diagnóstico; suena correcto ese lapso. Lo que ocurrió es que por muchos meses antes de conocerla sólo "había tenido el gusto" de conocer a su hermana gemela, la Hiperglucemia.


Escribo estas líneas para confirmarle lo increíblemente molesta que resulta usted para mi vida. Redacto esta carta para informarle acerca de lo inconveniente que es tener que lidiar con usted día tras día, cada noche, hora con hora. Hago patente mi reclamo por su inexplicable insistencia en acompañarme a todos lados, sin invitación. Con estos párrafos le dejo claro que ha sido declarada persona non grata y no es bienvenida en mi diaria rutina.


Es usted particularmente desagradable cuando hace su aparición nocturna. Le encanta vestirse de fiesta, engalanarse y arribar – inesperada e indeseada – a inconvenientes horas anteriores a la madrugada. Puesto que es traicionera y escurridiza, le gusta alargar sus peligrosos tentáculos cuando el sueño y el cansancio me obligan a bajar las defensas. Aunque de vez en cuando logra intimidarme, en otras ocasiones se convierte en patética molestia que simplemente hay que atender en lo mínimo y olvidar.


A veces debo recurrir a la presencia de otras personas para obviar la suya. Tan pronto su asomo por la esquina se convierte en innegable y contundente aparición, debo decidir si requeriré interactuar con alguien más para satisfacer sus desagradables demandas. Ni el dulce que seguido acompaña a sus insistentes llegadas logra suavizar las faltas de respeto que a usted tanto le gusta desplegar. Traicionera como le gusta ser, de vez en cuando se mete entre mis pensamientos; lo que es peor, amedrenta mis procesos mentales. Qué desagradable tener que cederle el lugar al tropezarme con mis propios razonamientos, cuando empiezo a hablar un poco más rápido de lo acostumbrado, cuando aún abrazado de su traicionero efecto, logro tomar conciencia de su influencia para empujarla a un lado, tomar un respiro, y seguir con la conversación; todo eso después de la obligada acción correctiva que limpiará la situación de su negativa y confusa influencia.


Doña Hipo, es usted un ser malévolo y dañino, pero entiendo que sus escurridizas apariciones son necesarias para que yo pueda valorar y disfrutar sus ausencias. Entérese que le voy ganando la batalla por conquistar ese punto intermedio, ese territorio neutral, entre usted y su imperdonable hermana. Ese hermoso valle, lleno de posibilidades, que llamamos "Tiempo en Rango" se va materializando cada vez más, dejándolas a ustedes dos ignoradas y despreciadas, desencajadas y molestas.


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Puesto que me sigue como sombra por doquier y a toda hora, he aprendido a apreciar lo increíble que es estar vivo y disfrutar. Así de fácil, disfrutar. Un paseo, un rato de ejercicio, una reunión con amigos, la comida; sí, aún la comida. Su ininterrumpida constancia me hace saber que la vida no es para siempre, que cada hora, cada minuto, cada abrazo, cada carrera, cada palabra, cada respiro es inigualable. Su madre la diabetes y en particular usted, despreciable Hipoglucemia, me han dado el gusto y la motivación de vivir en serio, de aprovechar cada nueva oportunidad, de vivir con mayor profundidad, conocimiento, disfrute y aprecio. La ironía es que gracias a usted he vivido innumerables instancias en las que personas maravillosas han tenido la amabilidad, la conciencia y la valentía de interponerse entre usted y yo para arrancarme de sus brazos. Tengo una deuda eterna de agradecimiento con cada una de ellas.


Para usted, no tengo más que desprecio. En el futuro formularé algunas líneas similares para su nada distinguida hermana, la Sra. Hiperglucemia. No serán amigables; no incluirán laudes ni alabanzas. Serán tan duras en su honestidad como estas que le dirijo hoy a usted. Un par de cartas a dos hermanas, hijas de la misma malintencionada madre, que a la mala me cambiaron la vida para siempre.


Sin el menor aprecio,

Carlos



 
 
 

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