Sensores Ahogados
- Carlos Navarro

- 17 oct 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 31 mar
Al describirme en este blog he dicho que en la actualidad no uso un sistema de monitoreo continuo de glucosa y creo que ustedes se merecen una explicación.
Hace más de una década, al iniciar el tratamiento con microinfusora de insulina (bomba Medtronic), probé utilizar su sistema de monitoreo asociado (Guardian). Resultó que en ese momento el equipo no era “lo suficientemente exacto.” Ahí estaba yo en las tempranas horas de la madrugada con una alarma como de incendio diciéndome que mi glucosa estaba demasiado alta; en realidad, al comprobar esa especulación con mi glucómetro, no sólo no había emergencia, sino que mi nivel de glucosa estaba de lo más correcto: digamos, 98 mg/dl. Esto ocurría con tal frecuencia que ya empezaba a molestarme.
Pegarse al cuerpo un aditamento adicional a la microinfusora para sobrellevar repetidas falsas alarmas no es muy divertido que digamos. Con mi médico de ese momento acordamos que mientras siguiera usando mis glucómetros con frecuencia y concienzudamente siguiera introduciendo esa información a la bomba "todo iría bien y no habría mayor problema". Y en efecto, eso hicimos y mi bomba y mi monitoreo manual propio se coordinaron de maravilla por años.

Tiempo después decidí que quizá sería una buena opción cambiar mi tratamiento de forma, digamos, un poco radical; esto es, dejar a un lado la bomba de insulina por un tiempo para volver a un tratamiento con insulinas glargina y lispro. Regresaría así, después de casi 12 años, a un sistema de inyecciones múltiples por día. Lo hablé con mi doctor aquí en Puerto Vallarta, quien conociendo que "mi disciplina funcionaría bien bajo cualquier esquema", dio su aprobación. Cambié entonces al sistema FreeStyle Libre de monitoreo continuo de glucemia. Llegué al extremo de cambiar mi teléfono celular – de Samsung Galaxy, que había usado por años, al iPhone de Apple – para poder usarlo con mi nuevo sistema FreeStyle Libre. Aclaro que esto último fue un "gusto personal" porque el sistema FreeStyle Libre en realidad tiene la opción de incluir su propio dispositivo lector independiente. El resultado no fue tan exitoso como yo había imaginado.
La natación es una de mis pasiones y también es un elemento importantísimo en mi tratamiento diabético. Así es que cuando empecé a usar los sensores de FreeStyle Libre, que deben durar sobre la piel unos 14 días, descubrí que ellos no permanecerían pegados a mi cuerpo más de siete días. El primero murió ahogado al sexto día y el segundo sufrió el mismo fin, pero al séptimo.

Puesto que con frecuencia estoy en el agua, ya sea en la piscina o en el mar, estos sensores no pudieron aguantar ese ritmo. En parte podría haberlo esperado porque en ocasiones también así han perecido por la misma causa mis cánulas autoadheribles de la bomba de insulina; sin embargo, ellas están diseñadas para durar solo cuatro o cinco días, no 14. Bastaron unas brazadas en estilo dorso para empezar a sentir algo raro en el brazo, los sensores se empezaban a desprender después de unas cuantas vueltas en la piscina. Ahí mismo decidí ya no usar más el sistema de monitoreo continuo de FreeStyle Libre.
Algunos de ustedes con seguridad argumentarán que podría haber usado un poco de cinta autoadherible alrededor de los sensores FreeStyle Libre. Para mí eso en realidad debería ser una opción muy radical, requerida porque estoy nadando bajo condiciones especiales o muy agresivas (arena, mayor profundidad, competencias), pero en realidad estas "fallas de adhesión" se dieron mientras nadaba de forma bastante estándar en una piscina, no bajo las condiciones generalmente más adversas con las que me encuentro en el mar. De esta forma comprobé, de nueva cuenta, que son muchos, intrincados y variantes los factores que afectan el tratamiento de la diabetes y debe haber una constante adaptación personal del mismo. Para el paciente que no practica natación el monitoreo continuo con FreeStyle Libre probablemente es una opción ideal; para mí, que paso mucho tiempo en el agua, no lo fue.
Debo agregar que me parece que la insistencia de Abbott, que es quien fabrica el sistema FreeStyle Libre, de sólo recomendar el uso de sus sensores en el brazo se convirtió en parte del problema. Esto es porque si hubiera más opciones de lugares en donde “esconder” y proteger el sensor de la fuerza del agua – por decir en los glúteos debajo del traje de baño, como hago con las cánulas de insulina – con seguridad no encontraría ese problema de desprendimiento que me obligó a abandonar por completo el producto.
Como ya lo hemos dicho antes, existen muchos factores en el tratamiento y todos determinados por las características personalísimas y especialísimas de cada diabético.



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